
Y llegó el gran día, ese que espera todo alumno/a que se precie, ¡las vacaciones! Viernes 21 de junio, para nosotros comenzaba el ansiado período vacacional. Por fin, fuera libros, nada de tediosos y asfixiantes ejercicios, por supuesto, nada de madrugar y menos de aguantar algunas clases.
Nuestra tutora junto a la Educadora Social de nuestro centro nos tenía una sorpresa, visita a la Graciosa en catamarán. Podéis imaginaros como nos sentimos, salir del centro con nuestro grupo-clase y de la Isla de Lanzarote. Para muchos de nosotros era la primera vez que montábamos en barco o viajabamos fuera de nuestra isla o del propio municipio. Seguramente, a ti que estás leyendo mi crónica te resultará por lo menos sorprendente, pero, la mayoría de mis compañeros/as son de otros países aunque amamos esta isla que nos ha acogido y permitido formarnos tanto a nivel académico como personal.
Pero, continuemos con este maravilloso día en la octava isla, La Graciosa. El lugar de reunión, el muelle de Órzola, pueblecito pesquero al norte de la isla de Lanzarote desde donde partimos rumbo a un nuevo destino de playa y ocio.
Allí, junto a nuestra tutora doña Esther Curbelo y nuestra Educadora doña Helga Álvarez nos esperaba la guía que nos conduciría al bonito catamarán que nos aguardaba en el muelle. Al subir a bordo disfrutamos de nuestro obligado book fotográfico, sacamos los móviles y a retratar todo cuanto estaba en nuestro entorno, no todos los días uno zarpa en un catamarán.
La travesía fue maravillosa, risas, confidencias plagaron los escasos minutos que separan la isla de los volcanes de la bonita isla de la Graciosa. Al descender de la embarcación, pudimos disfrutar de tiempo libre para recorrer las callejuelas y los distintos puestitos de artesanía que nos daban la bienvenida. Tras el recorrido, volvimos a subir al catamarán, allí nos ofrecieron un rico pincho de tortilla y unos refrescos. Partimos a continuación, rumbo a la playa de la francesa, bonito espacio protegido de arena blanca donde disfrutamos de sus aguas cristalinas y practicamos algún que otro deporte acuático.

Tras una hora de playa y de sol regresamos a la embarcación con un hambre feroz que se calmó rápidamente al ver que nos servían una deliciosa paella en alta mar acompañada del postre, rica fruta de temporada.
Después del festín, zarpamos rumbo a la isla de Lanzarote no sin antes, disfrutar de la belleza paisajística del entorno que rodeaba la coqueta isla pesquera de la Graciosa.
¡Un día sin duda irrepetible!!!